Kela carmië lalantar
Ve sirië tula earesse
Tuluvarye yáresse
An a anna ata carmië
Ar i hehtale turuva indolve (1)
Hacía ya varias horas que la mayor parte de los guerreros apostados en Herbred habían partido rumbo a Eferias, siendo acompañados por el joven semielfo que conociera cerca de Muralla, y casi todos los miembros del clan que se encontraban en el fuerte; con excepción de Gatuno y Gatuna, una pareja de jóvenes cazadores recién llegados al clan. Los pocos que quedaron en la zona se repartieron los turnos para mantener la vigilancia del lugar.
Acomodada en una de las tarimas del fuerte, Climene mantenía su mirada en el camino hacia Puente Blanco, mientras escuchaba a algunos guerreros entonar una conocida canción de taberna:
¡Ho! ¡Ho! ¡Ho! A la botella acudo
para curar el corazón y ahogar las penas.
La lluvia puede caer, el viento puede soplar
y aún tengo que recorrer muchas millas,
pero me acostaré al pie de un árbol alto
y dejaré que las nubes naveguen en el cielo.
De pronto uno de los guardias señala en dirección al mercado, por donde se ve una figura correr hacia el fuerte. Baja a la puerta y junto a los dos cazadores del clan espera al muy joven bárbaro que llega hasta ellos, seguido de algunos guerreros.
- ¿Los vieron?, ¿ya se fueron? - pregunto jadeante al llegar frente a ellos.
- ¿A quienes, a los que van hacia Eferias? - pregunto la cazadora.
- ¡No!, a mis compañeros, venimos desde Raeraia por orden de Egan Goldenheart, se supone que debemos ir a la zona del pantano con Ignis para inspeccionar el terreno e informar sobre la avanzada Ignita.
- ¡Estás de broma! Apenas eres un niño, no debes tener ni 17 años, ¡cómo te van a enviar a una misión como esa!
- ¿Acaso la edad es importante? Si soy el más joven de mi grupo, pero la mayor apenas si tiene 20... Todos entrenábamos en la ciudad cuando nos dieron las órdenes.
- Ese puto Goldenheart, de seguro la misión era para él y no quiso arriesgarse a salir donde hay batallas reales – dijo un bárbaro de cabello rojo que había llegado poco después que el muchacho - Muy bien, quien más viene conmigo a buscar a esos críos – dijo mientras partía rumbo a la frontera con Ignis.
Climene y los cazadores lo siguieron junto a un brujo que se encontraba en el lugar. Los guardias del fuerte retuvieron al adolescente guerrero, mientras un tirador marchaba rumbo a al castillo para informar y buscar un poco más de ayuda.
Embistiendo con la fuerza nacida de la furia el bárbaro los obligaba a correr a un paso casi inhumano, y así llegar al Puente del Pantano antes del anochecer. El sol recién se ocultaba cuando recorrían aquella insana zona en busca de los jóvenes.
- ¿Algo, Gatuno? - preguntó en un murmullo Climene al cazador
- Nada en 300 metros – respondió mientras intentaba encontrar algún rastro de los compañeros del pequeño bárbaro. Su compañera se adelantó junto al pelirrojo y se encaminaban fuera del pantano, por lo la guerrera y el arquero dejaron su conversación para seguirlos presurosos.
No alcanzaron a avanzar mucho cuando la semielfa se detuvo para oler algo en el aire, gesto que fue imitado por su pareja.
- Sangre... a unos 200 metros hacia el oeste – dijo mientras tomaba el rumbo indicado, seguida de los demás. Con cautela se acercaron a la zona, pero en cuanto vio lo que sucedía frente a ellos el bárbaro embistió para correr directamente a la contienda.
Ya que ocho jóvenes elfos y alturian se enfrentaban en clara desventaja contra no menos de 20 ignitas que los superaban en experiencia: dos arqueros habían caído y eran curados por una conjuradora alta de cabello rubio, mientras sus compañeros (2 caballeros, una bárbara, una bruja y un tirador) se mantenían a duras penas, casi vencidos por sus enemigos.
Con un hábil movimiento de su lanza el pelirrojo envío al suelo a buena parte de los enemigos (2), sorprendidos al no verlo llegar. Aprovechando el desconcierto el brujo junto a ellos invocó el más profundo terror que lanzó al suelo al resto de sus enemigos junto a la lanza de Climene.
- ¡Todos al puente de una puta buena vez! - exclamó el mayor del grupo, quien ya cargaba a uno de los heridos y dirigía al grupo en la huída. Muy cerca de él y presta a seguir curando a los heridos iba la conjuradora, a quien la joven guerrera ya había podido reconocer.
El grupo ya cruzaba el puente siguiendo las órdenes del bárbaro, quien tomaba rumbo al castillo. Climene se detuvo un segundo, observando hacia el pantano. Los ignitas ya se veían por el verdoso camino: con los heridos sería imposible llegar a tiempo junto a sus aliados, y los jóvenes no serían capaces de enfrentar nuevamente a aquellos enemigos.
Tomó con fuerza su escudo y conjuró toda su energía en el, preparando su lanza para la batalla. No podría enfrentarlos a todos, pero al menos podría entretener a un buen número durante suficiente tiempo, y así dar ventaja a los que huían.
- ¡Gurth gothrimlye! (3) - exclamó con la lanza en alto, recibiendo a la tropa escarlata frente a ella.
Bloqueó un par de golpes de espadas, y resistió un relámpago caído del cielo, pero una flecha encantada se enredó en sus pies y una hábil patada la dejó en el suelo. Varios golpes más y pasaron sobre ella, obviando el golpe de gracia para poder ganar tiempo en la persecución de sus presas.
- Nauthannem i ned ôl reniannen (4) – murmuró observando las estrellas entre la sangre – Tenn'oio, Onónë (5)
Dio un último vistazo a la luna, y cerró sus ojos.
- x – x – x -
- No resistirá mucho si nos quedamos aquí.
- No podemos movernos Albus, la zona está llena de ignitas. Además, Gotten estaba muy cerca, estoy seguro que pasará por este camino cuando regrese con su grupo.
- Mani... mani marte? (6) – su cuerpo dolía como si hubiese sido aplastado por una banda de enanos, y sus ojos ardían al punto que no podía abrirlos – onónë...
- Está despierta - dijo la primera voz al acercarse a ella - ¿sabes que está diciendo?
- No lo sé, parece ser el idioma antiguo
- Onónë... hermana
- Llama a su hermana... si al menos pudiésemos saber quién es sabríamos quien debemos entregar...
- ¡Para ya! No se ha muerto y no se morirá. Varios grupos están rastreando a los ignitas, si Gotten no viene de seguro algún otro grupo pasará con un conjurador.
- Espero que tengas razón, Lobo. No me agrada dar noticias de muertes, menos cuando son guerreros tan jóvenes los que caen.
(1) Poema Un Lóme Fuini
Bajo las sombras de la noche
fluye la sangría risueña
Como el río llega al mar
llegará a nuestra sangre
dame pues sangría de nuevo
y el olvido dominará nuestra mente
(2) Es de p*tos incluir las actualizaciones en los relatos. Golpe Relámpago es noqueante y se joden los que quieran reclamar .
(3) ¡Muerte a nuestros enemigos!
(4) Pensé que vagaba en un sueño
(5) Hasta siempre, hermana
(6) ¿Qué ocurre?
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