Ar ilye tier unduláve lumbule... (1)
Era ya de noche cuando regresó a Stone, en donde ya no quedaba casi ningún guerrero en los alrededores. Al entrar al fuerte, pudo ver a una decena dormitando alrededor de la torre, mientras unos pocos hacían guardia desde las tarimas.
Subió silenciosamente la torre buscando algún rincón oscuro y tranquilo para descansar. En lo alto, encontró a su hermana, acurrucada en un rincón cerca de su escudo y su lanza. Con cuidado de no hacer ruido se quitó la pechera y los otros accesorios, y se acomodó junto a la elfa, pasando un brazo sobre sus hombros para abrazarla.
- Amin hiraetha (2) – susurró la joven maga, a medio despertar.
- Ú-moe edhored (3), Onónë – respondió en un susurro similar, mientras abrazaba a su hermana – Aún así, mañana vuelves a la ciudad – la elfa asintió, para acomodarse entre los brazos de la guerrera.
A la mañana siguiente, la conjuradora partió rumbo a Raeraia junto a un grupo de guerreros, bajo la atenta mirada de su hermana. Una vez que cruzaron el mercado rumbo a la muralla, Climene marcho hacia la zona de columnas, en donde sabía que parte del clan se reunía durante las mañanas.
Al llegar encontró a La Dama Blanca en compañía del caballero Maipucino, Belnazzar y Poison Arrow. A la reunión se habían unido además Lobo, Gotten y una conjuradora que no conocía, y que se presentó con el nombre de Har.
Mientras se acomodaba para empezar su desayuno entre sus amigos, sintió las miradas del grupo sobre ella. Tratando de ignorarlas, partió un trozo del pan de viaje (4) que guardaba entre sus provisiones y bebió un sorbo de agua de una botella que estaba en el lugar.
Al levantar la vista, notó que nadie del grupo había dejado de mirarla.
- ¿Qué? - preguntó con fastidio.
- Tienes una hermana – respondió el joven semielfo que conociera al salir a la zona de guerra. Climene abrió los ojos en un gesto de asombro, llevándose una mano al corazón.
- ¡No me digas! - exclamó, fingiendo sorpresa. Un par de risas se sintieron entre el grupo, mientras el rostro del joven se encendía en enojo por la broma de su amiga.
- Tonta – le respondió algo resentido – a lo que me refiero, es que jamás contaste a nadie del clan que tenías una hermana – dijo mientras el resto de los miembros del clan asentía ante esta afirmación. Climene suspiró, mientras sacaba otro trozo de lembas.
- Ananké es la hija de la esposa de mi padre, que vino a vivir con nosotros unos años después de la muerte de mi madre. Es tres años menor que yo.
- ¡Ah!, pero no son hermanas de sangre – comentó Poison – eso explica que no se parezcan.
- Y que tú seas más fea y enana – dijo Belnazzar entre risas, ganándose un fuerte golpe en la cabeza, gracias a la botella vacía y la puntería de la guerrera.
- ¡Anda! Tengo mucho más acierto que tú. Quizás debo convertirme en arquera, es obvio que lo haría mejor que este feo – respondió con malicia la guerrera entre las risas de los demás.
- La trataste muy feo ayer tras el combate – le recriminó la cazadora, tratando de traer la atención nuevamente al tema inicial. Climene comió un último trozo de lemba.
- Ya hablé con ella. Además, es mi hermana, los asuntos pendientes quedan entre nosotros.
- Ya no más – comentó el caballero, quien se había mantenido en silencio. La semielfa lo observó atenta – Dama la reclutó mientras no estabas ayer: como miembros del clan, sus asuntos son nuestros asuntos ahora – Climene hizo una mueca, pero no respondió.
- Hablando del tema, ¿dónde te fuiste ayer? Te estuve buscando para revisar tus heridas. Se supone que debías permanecer en reposo un par de días, no meterte en una batalla y luego salir corriendo Estë (5) sabe dónde – le recriminó Gotten, mirándola con gesto severo. La joven simplemente desvió su mirada en dirección al gran lago.
- Encontré un brujo ignita en la playa – comentó como si no fuese importante, sorprendiendo a todos – conocía el idioma antiguo – comentó despacio, llamando la atención de su amigo cazador.
- ¿Te habló? - cuestionó Lobo, sin creer que un ignita se detuviese a intercambiar palabras con una syrtense.
- Conversamos casi toda la tarde, mientras mirábamos el lago – dijo como si su encuentro del día anterior fuese lo más natural del mundo. Antes de que hicieran más preguntas, les habló del tema de las gemas, y de las ambiciones de Ignis y Alsius.
El grupo quedó en silencio, como intentando entender todo lo que el tema significaba. De ser cierto, la república corría un enorme peligro, proveniente desde ambos frentes. El problema era aún mayor: con la presión provocada por la guerra dentro del consejo de Syrtis, era imposible saber cuál sería la decisión que tomasen en caso de conocer el secreto de las gemas y el posible poder que albergaban.
- Esta información es muy delicada, ¿por qué crees que la comentó tan libremente? - pregunto Har, recibiendo un simple encogimiento de hombros como respuesta. La conjuradora meditó unos minutos – Esto es importante, y debemos decidir qué hacer con este tema: ¿lo contamos a alguien?, ¿hablamos con el consejo?
- No – dijo Lobo con seguridad – El consejo no debe ser informado de esto, no aún. Primero debemos averiguar más sobre este asunto. Con mucho cuidado escogeremos a un par de personas de confianza que nos ayuden a investigar sobre las gemas y el Dragón, pero no se hablará con nadie más – el resto del grupo asintió.
Durante el resto de la mañana discutieron sobre las personas que elegirían para compartir la información, y como manejarían el secreto en sus respectivos clanes. A mediodía se separaron, comprometiéndose previamente para reunirse en el mismo lugar antes de una semana, para compartir cualquier información obtenida.
Lobo, y Gotten partieron rumbo a Algaros para reunirse con su clan, y hablar algunas de las personas que habían sido seleccionadas en la mañana. Har se quedó en Stone junto a Maipucino, para mantener la guardia en el fuerte, mientras el resto tomó rumbo al castillo.
Las manos de Vairë (6) comenzaban a tejer un nuevo futuro de los reinos para adornar las estancias de su esposo.
(1) y todos los caminos se han ahogado en sombras
y la oscuridad que ha venido de un país gris se extiende...
(2) Perdóname (lit. Lo siento)
(3) No hay nada que perdonar
(4) Lembas élficas.
(5) Valier, La Curadora
(6) Vairë, La Tejedora
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