viernes, 12 de junio de 2009

Cap. 5 - Onónë

Hláranyë ringa Formessúrë,
asúy' aldassen úlassië,
alussa olbalissë nornë,
alamya ve Nuru-nainië.
(1)


Se sentó con cuidado, aún bastante adolorida, para revisar atentamente el estado de su armadura. Si bien prefería reparar su equipo con Kanes en Raeraia, debía admitir que las habilidades y la magia de Dardanus eran lo suficientemente buenas para hacer que aquellas piezas de metal recuperaran su forma y resistencia original.

Daba gracias a Manwë por detener la mano de Námo (2) al querer llevarla a sus recintos, y por enviar aquel par de syrtenses a socorrerla luego de su enfrentamiento. Lobo y Albus, un par de reconocidos guerreros de los que mucho había oído hablar, la encontraron al regresar de una corta inspección de la frontera con Ignis, y la llevaron a una zona más segura. Poco tiempo después llegó un pequeño grupo desde Eferias, persiguiendo a los ignitas que huían de regreso a su reino, y su conjurador, Gotten, se había quedado junto a ellos para sanar sus heridas.

Los tres se encontraban a unos metros de ella, conversando en voz baja. Dardanus, el arriesgado mercader que se mantenía cerca a Puente Blanco para proveer a los guerreros, había regresado ya al sector que ocupaba habitualmente, a unos 20 metros de donde se encontraba ella revisando su armadura.

Mientras terminaba de acomodársela, vio un par de arqueros del grupo de Gotten correr hacia ellos.

- ¡Van hacia el fuerte! Son más de 50 marchando desde Puente Blanco – dijo aquel que reconoció como Lloid.

- Maldición, ¿alguien sabe cuanta gente hay en Stone? - preguntó Lobo a los recién llegados.

- Cuando salimos a buscar a los novatos con Luca, no quedaron más de 10 junto a los guardias – le respondió Climene, acercándose a ellos.

- Ayer enviaron unos 5 más, junto a algunos de los novatos que rescataron y se encontraban en mejores condiciones. Se supone que hoy los enviarían de regreso al reino – Gotten no alcanzó a terminar de hablar cuando la joven guerrera ya corría rumbo al fuerte.

- ¡¿Donde demonios crees que vas?! ¡Aún no te recuperas de tus heridas! - le reclamó el conjurador, recibiendo sólo silencio de parte de ella. El bárbaro embistió y dio más velocidad a sus aliados para poder alcanzar a la semielfa, a quien la preocupación le había permitido ganarles mucho terreno.

Tras cruzar las columnas pudieron oír el sonido de la batalla proveniente desde el fuerte. Unos pocos syrtenses siendo masacrados por las huestes ignitas fue la imagen que los recibió al llegar. Sin embargo, fue una conjuradora agachada junto a un herido lo que llamó la atención de Climene.

Un par de tiradores vieron a la joven maga y dirigieron sus flechas hacia ella. Pero en vez de atravesar la carne chocaron contra un escudo reforzado con antigua magia, sostenido por una pequeña guerrera.

- ¡Sal de aquí de una puta buena vez! - gritó abandonando toda la buena educación que su madre le había inculcado. Mientras la conjuradora ayudaba al herido a levantarse para salir del lugar, Climene concentraba toda su energía en el bloqueo de los variados ataques dirigidos hacia ellos.

Rodearon a las fuerzas enemigas y lograron llegar al fuerte. Una vez adentro, la conjuradora marchó hacia la torre a ayudar con los heridos, mientras la semielfa se recostaba junto a uno de los muros, su mano presionando su abdomen. Pese al excelente trabajo de Gotten, algunas de sus heridas no habían sanado por completo, y el esfuerzo por llegar al fuerte y el combate le estaban pasando la cuenta.

- ¡La puta madre! - exclamó un bárbaro de cabello rojo al entrar el fuerte – estos malnacidos se reproducen como alimañas.

- ¡No aguantaremos mucho! - escucha a alguien gritar desde tarima.

- ¡Aguantaremos! Este fuerte no cae hasta que yo no lo diga – le contestó Lobo desde la puerta mientras se preparaba para salir y destrozar algunos nigromantes. Pero antes de cruzar la puerta el profundo rugido de un cuerno se escuchó en dirección oeste. Climene subió lo más rápido que pudo a la tarima para ver qué se aproximaba.

- ¡Gurth goth Tel'Syrtis! (3) - gritaba un cazador muy conocido para ella, quien en compañía de varios miembros de su clan llegaba seguido de de al menos cien guerreros del ejército esmeralda.

Con renovadas energías los refugiados del fuerte salieron a combatir, rodeando a sus enemigos. Ajustando más su armadura Climene siguió a los dos bárbaros que embistieron violentamente contra los ignitas, abriendo camino al resto de sus aliados. En pocos minutos las fuerzas rojas fueron diezmadas, lo que llevo a un intento de huída rumbo a Puente Blanco. Buena parte de los syrtenses recién llegados partieron a cazarlos.

Con el ambiente ya algo más calmado, mientras los conjuradores recorrían la zona para auxiliar a los heridos, Climene esquivó hábilmente a Gotten (quien llegaba a recriminarle por su arranque al saber del ataque), para llegar junto a la joven conjuradora que salvara previamente.

- ¡Que demonios crees que hacías! ¡Salir a la Zona de Guerra, siendo aún una novata! ¡Yo apenas si puedo mantener con vida acá afuera y tú vienes y tomas una maldita misión de boca de un cobarde para venir a morir! - pese a ser más alta, la maga se veía completamente disminuida ante el arrebato de la guerrera - No quiero seguir viéndote aquí, te marchas de regreso con el primer grupo que salga a Raeraria, ¡y es una maldita orden!

- Pe... pero, onónë (4)...

- ¡Pero nada! No seré yo quien entregue la noticia de tu muerte – con extrema furia arrojó su escudo y su lanza en la entrada del fuerte y se marchó hacia el norte, a la playa del lago. Los que quedaron se miraban entre ellos y a la elfa, que se quedó de pie mirando hacia el suelo, con lágrimas en los ojos.

- ¿Qué demonios fue todo eso? - preguntó en un susurro Gatuna a los que estaban cerca.

- Creo... que la niña es su hermana – respondió Poison, aclarando un poco lo recién acontecido, pero dejando aun más preguntas entre la gente del clan.




(1) Poema Hríveressë
Oigo el frío Viento del Norte,
soplando a través de árboles sin hojas,
rumoreando en las retorcidas ramas,
resonando como un Lamento de Muerte.

(2) Manwë y Námo son dos de los Valar, del mundo de Tolkien. Manwë se pronuncia Manuee.
(3) ¡Muerte a los enemigos de Syrtis!
(4) Hermana

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