Mathach vi geven?
Nostach vi `wilith?
Mâb le i nagor,
Bâd gurth vi ngalad firiel.(1)
Habían pasado ya algunos años desde aquella conversación con el brujo ignita, en donde descubrió más de lo que podía imaginar sobre la guerra. Durante la mayor parte de ese tiempo las cosas no habían cambiado, pero hacía unos pocos meses que habían notado un considerable aumento las avanzadas ignitas, que cada vez tomaban más confianza y manejaban mejor las batallas en tierra syrtense. Los alsirios, en cambio, habían disminuido sus ataques, sin que nadie pudiese descubrir la razón tras esta extraña actitud.
El Clan de Perras se había movilizado hacia Puente Blanco, siguiendo a un pequeño grupo alsirio que rastrearon desde
- ¿Algo? - preguntó uno de los caballeros, al ver a los cazadores detenerse buscando alguna señal.
- Dos rastros distintos – dijeron a un mismo tiempo los gatos, cada uno señalando hacia la misma dirección.
- Tal parece que los azules están siendo cazados por ignitas... se puede ver un nuevo grupo de huellas sobre la de los alsirios, y los superan en número – explico
- Sigamos adelante, aún si logramos llevarnos a un alsirio vivo será suficiente para que en Eferias logren sacarle algo de información – dijo Luis, mientras el resto del grupo asentía. Cualquier información que ayudase a descubrir los planes de sus enemigos era de vital importancia, por lo que no estaban dispuestos a dejar pasar la oportunidad de hacerse con al menos un prisionero.
Por cerca de media hora continuaron su camino, desviándose finalmente hacia la zona del pantano. Apenas y se habían internado en el sombrío lugar cuando el conocido sonido de una batalla llamó la atención del grupo. Se acercaron con cuidado, ocultos entre la vegetación, para descubrir al grupo alsirio siendo sometidos por unos 10 ignitas. Los arqueros pusieron una flecha en sus arcos, mientras los guerreros se prepararon para avanzar hacia el grupo.
Con rapidez, Devastación y Meylin invocaron aquella antigua ilusión que sometió a sus enemigos en un profundo terror que los arrojó al suelo; de forma inmediata los guerreros corrieron al centro del grupo: Climene realizó un movimiento con su lanza para mantenerlos en el suelo, mientras Luis y Maipucino remataban a los conjuradores ignitas, movimiento necesario para debilitar a dicho grupo.
Los cazadores comenzaron a enredar con sus flechas los pies de los alsirios, para impedirles la huída, mientras el tirador y los brujos atacaban a los rojos que intentaban sobreponerse a la arremetida. Mientras acababan a los ignitas y rodeaban al resto de sus enemigos, Climene vio a una conjuradora alsiria correr entre los árboles, aprovechando la bruma verdosa del lugar para pasar desapercibida. Confiando en la diferencia de poder, la guerrera se separó del grupo para perseguir a la maga.
Cuando estaba a pasos de alcanzarla, un rayo cayó desde el cielo sobre la chica, dejándola malherida. Débil e incapaz de defenderse, Climene sólo necesitó un suave golpe en la nuca de la alsiria para noquearla.
- Aaye (4) – dijo alguien a su espalda. Al voltear, pudo ver a aquel brujo ignita con el que conversara en aquella playa, hacía ya un buen tiempo.
- Aaye – respondió ella con una sonrisa – Nae saian luume' (2) – dijo mientras terminaba de atar las manos de la conjuradora que se mantenía inconciente a sus pies.
- Demasiado tiempo en una guerra demasiado larga – dijo él, mientras se acercaba. Sintiéndose segura en compañía del mago, Climene se sentó en una roca cercana para ajustar su armadura y descansar antes de partir al castillo junto a su prisionera - ¿Es una nueva política de tu reino, no matar, sino hacer prisioneros? - preguntó el elfo, extrañado por la decisión de la semielfa de atar a su enemiga en vez de terminar con ella.
- Es una vieja política de todos los reinos, Enlil, me extraña que no la conozcas – le respondió ella, mientras soltaba su pechera para poder respirar con mayor facilidad. La pesada armadura era realmente útil para bloquear los ataques enemigos, pero se transformaba en una pesadilla tras muchas horas de batalla o largas caminatas – Alsius ha estado demasiado tranquilo en los últimos meses, y eso tiene preocupado a toda la república, en especial al consejo. Creemos que un poco de buen incentivo nos ayude a convencer a estos jóvenes prisioneros a contar algunas de las razones de su inactividad.
- Demasiados tranquilos es decir poco. Desde hace un mes que nuestras tropas han realizado fuertes ataques a su castillo y al fuerte Aggersborg, y hemos encontrado una mínima resistencia. Nuestra gente también sospecha de algún movimiento especial tramado por los azules, y ya se están preparando para enfrentar un ataque fuerte – comentó Enlil mientras se sentaba junto a la guerrera.
Se quedaron unos minutos en silencio, disfrutando de la tranquilidad que brindaba aquel oscuro lugar.
- ¿Aún pretenden tomar todas las gemas? - preguntó la semielfa, mientras observaba a la alsiria a sus pies, asegurándose de que aún no despertara.
- Eso me temo. Nuestros nobles han logrado convencer al pueblo de que es el deseo de los Señores (6) el capturar las gemas para dirigir la guerra a nuestro favor – el brujo bajó la mirada, fijando la vista en sus manos vacías - No importa qué deban sacrificar para lograrlo, lo único que les interesa es mantener su poder, y controlar a los otros reinos con él.
Climene no quiso mirarlo. Al igual que en su último encuentro, la voz del mago mostraba una profunda tristeza, desánimo y algo de rencor. Nuevamente se quedaron en silencio, hasta que cierta incomodidad obligó a la guerrera a mirar al brujo: este había cambiado la dirección de su mirada, y la observaba con atención.
- ¿Qué se siente? - le preguntó. La joven hizo un gesto de confusión - ¿qué se siente ser semielfa?, ¿no ser parte de una raza ni de otra, sino una mezcla? - el tono de voz, aún más que la pregunta en sí, la sorprendió.
-¿Qué se siente? - repitió la pregunta, aún tratando de entenderla. Para ella, el ser semielfa era tan normal como ser elfa o humana: no había diferencia – No lo sé... jamás me había preocupado de algo así. Jamás me he sentido diferente, ni de mi hermana (que es elfa), ni de mis amigos, humanos o elfos. Jamás he sido discriminada, ni tampoco los otros semielfos que conozco.
El brujo regresó la vista a sus manos, mientras la guerrera se acercaba a la joven alsiria, quien parecía que comenzaba despertar.
- Tenna rato – dijo el elfo mientras tomaba su báculo y se acercaba al camino – Nai ayuval maara (6).
- Tenna rato – respondió Climene, mientras veía como se perdía en el pantano. Dando un par de ligeros golpes en las mejillas de su prisionera logró despertarla por completo, para luego levantarla e iniciar el camino hacia Eferias.
(1) Entmoot (canción de la película ESDLA, Las Dos Torres)
¿Lo sientes en la tierra?
¿Puedes olerlo en el aire?
La guerra está sobre ti,
la muerte se mueve en la luz que desaparece.
(2) Gatuna y Gatuno
(3) El carcaj o aljaba es una caja o cilindro de piel, madera o tela usada por los arqueros para llevar las flechas, permitiéndoles alcanzarlas con facilidad y rapidez.
(4) Saludos
(5) Ha pasado mucho tiempo
(6) Ojala estés bien
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