Si boe ú-dhanna.
Ae ú-esteli, esteliach nad.
Ú i vethed nâ i onnad.
Nâ boe ú i. (1)
Se sentó en la playa, cerca del viejo muelle que alguna vez permitió a los suyos viajar a la isla en el centro del lago. No quería ver a nadie, no quería hablar con nadie.
Sabía que no fue la mejor manera de regañar a su hermana (en especial, con tanta gente presente), pero no pudo evitarlo. Estaba furiosa con los Goldenheart, por ser incapaces de medir las consecuencias de sus decisiones; estaba enojadísima con los que llevaron a los novatos al fuerte, en lugar de guiarlos directamente a Raeraia; estaba enojada con su hermana, por no ser capaz de discernir entre una orden y una demostración de cobardía por parte de un alto rango. Por sobre todo, estaba enojada consigo misma, por la forma de reaccionar ante toda la situación.
¿Dónde estás, esperanza del elfo,
Syrtis la bella, flor de amanecer?
Escondida del miedo y la sombra,
aquel que te nombra comienza a creer.(2)
Acariciando el viejo medallón de su padre tarareaba aquella vieja melodía popular de Dohsim. Una costumbre heredada de Laranda su primera maestra, quien le enseñó a vaciar su mente y su corazón de preocupaciones entonando antiguas canciones de la república.
Más su canto se cortó a la mitad al sentir un frío paralizante que congeló todo su cuerpo. Con dificultad pudo ver a un elfo oscuro acercarse rápidamente hacia ella, presto a continuar su ataque en cuanto el mágico hielo se deshiciera.
En cuanto sintió disminuir el frío, con un gran esfuerzo se puso de pie y retrocedió un par de pasos. Sin escudo ni armas no tenía ninguna chance de ganar, pero no se dejaría vencer fácilmente, aún si tuviese que luchar a mano vacía su enemigo se llevaría un recuerdo de su parte.
- Utinu en lokirim (3) – exclamo mientras veía al mago preparar otro hechizo, que nunca lanzó. En cuanto escuchó esas palabras salir de la boca de la semielfa se detuvo, para mirarla con una expresión extraña.
- Lle quena i'lambe tel'Eldalie? (4) – preguntó, esta vez sorprendiendo a la guerrera syrtense.
Separados por unos pocos metros se observaron con curiosidad. Años de guerra, exilio y separación habían dividido a sus pueblos, y en unos segundos dos simples frases generaban una extraña unión.
- No entiendo (5)– dijeron ambos al mismo tiempo en aquella lengua, logrando sacarles una sonrisa al coincidir sus palabras.
- Enlil (6), brujo de Ignis – se presentó el elfo con una seña muy similar al antiguo saludo al que ella estaba tan acostumbrada.
- Climene, guerrera de la república de Syrtis – respondió ella con la misma cortesía – extraño encontrar en un enemigo a un conocedor de la antigua lengua, ya olvidada incluso por la mayoría de los míos.
- También es extraño para mí. En mi tierra es un idioma casi prohibido, por recordar el exilio obligado de mi gente. Sin embargo, mi viejo maestro pasó años enseñándolo a sus discípulos: la memoria de nuestros orígenes nos permite conocer el camino a nuestro futuro, solía repetir constantemente.
- Sabias palabras. Aún así, es extraño. La lógica me dice que debería estar defendiéndome, no hablando tan cordialmente contigo.
- Quizás debamos dejar de lado la lógica y simplemente disfrutar de un momento de paz entre nosotros. No conozco a nadie con quien poder hablar en este bello idioma, y no quisiera perder la oportunidad en una batalla – respondió el mago, mientras se acercaba un par de metros para luego sentarse, su báculo reposando sobre la arena.
Tras unos segundos de inseguridad, Climene lo imita, sentándose junto a él a observar el plácido lago.
- En ocasiones, me gustaría que no existiese la guerra. Es agradable poder sentarse a admirar la belleza de un día calmo sin pensar en los peligros que nos rodean – dijo la joven después de unos minutos. El ignita asintió.
- La emoción por la guerra sólo dura unos instantes. Luego de un par de años, y muchas pérdidas, se comienza a extrañar aquella época en que los combates no eran parte de nuestras vidas – Climene lo observó fijamente. Algo en la forma en que habló de las pérdidas le llamó la atención.
- ¿Por qué siguen luchando? Tengo entendido que han estudiado las cualidades de las tierras de su reino, y ya han comenzado a trabajarla y hacerla próspera. En unos años podría ser un lugar muy distinto al actual... ¿aún así intentan tomar Syrtis para ustedes? - el elfo guardó silencio por unos minutos, como pensando en responder o no a la pregunta.
- Originalmente, sí: la intención era tomar el reino verde por la fuerza y absorber sus tierras en nuestro reino, pero hace un par de años, luego de una larga batalla con los alsirios en el fuerte Menirah los planes cambiaron – voltea a ver a la semielfa, que lo mira con curiosidad - ¿qué sabes de las gemas de tu reino? - la pregunta sorprende a la joven.
- Las gemas... sé que aparecieron de improviso hace unos 20 años, poco antes de la invasión alsiria a nuestro reino. En los altares que las sostienen están grabadas dos frases similares: Y los altos señores enviaron el más antiguo saber en la forma de un dragón, quién envió la Sabiduría a las verdes tierras, para ser la base de la paz. La segunda frase es igual, pero termina con envió la Nobleza, el centro de su ser.
- Hace exactamente el mismo tiempo dos gemas aparecieron en Ignis, y otras dos en Alsius. Las nuestras hablan de la Astucia y la Perseverancia, y las de Alsius del Orgullo y el Valor. Tras un tiempo, nuestros sabios determinaron que la base se refería al Alma del reino, y el centro a su Corazón.
- Eso significa... que el alma de Syrtis es su Sabiduría, y su corazón la Nobleza. Curioso, nunca lo había pensado así.
- Los alsirios llegaron a una conclusión aún más extraña: sus sabios determinaron que quien tuviese las seis gemas, es decir, el alma y corazón de los tres reinos, tendría el poder para controlar al Dragón Dorado enviado por los dioses, y cambiar los resultados de la guerra a su favor. Hace dos años, tras meses luchando con las tropas de Alsius en el fuerte del norte, se corrió la voz en el reino de esta creencia alsiria, y rápidamente los planes de la guerra cambiaron. Hoy las intenciones de Ignis son las mismas que las de Alsius: obtener las gemas y controlar al Dragón.
- ¿Por qué me cuentas todo esto? Prácticamente me revelas todo el plan de tu reino – el elfo no respondió. Tomando su báculo se levantó, y comenzó a caminar en dirección al puente blanco.
Unos metros más adelante se detuvo, y volteó haciendo una semireverencia y una señal de despedida.
- Aa lasser en lle coia orn n'omenta gurtha (7) – dijo, para luego retomar el camino hacia su reino.
- Aa menealle nauva calen ar'malta (8) – respondió ella al verlo partir
Titulo: Enemigo Mio
(1) Evenstar, de J.R.R.Tolkien
Este no es el fin, sino el comienzo.
Ahora es necesario no caer,
Si no confías en algo.
Este no es el fin, sino el comienzo.
Es necesario que no sea.
(2) Cancioncilla loca, ya la tendrán completa en un par de días, junto a otro relato, y con una sorpresa .
(3) Hijo de una serpiente
(4) ¿Conoces el idioma antiguo? (lit.: ¿hablas élfico?)
(5) De aquí en adelante, lo escrito en cursiva significa que está hablado en idioma antiguo (élfico).
(6) Personaje creado por mí. Su nombre viene del dios sumerio del cielo, el viento y las tempestades.
(7) Que las hojas del árbol de tu vida nunca caigan
(8) Que tu camino sea siempre verde y próspero (lit. Verde y dorado)
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